lunes, 27 de diciembre de 2010


Ya vienen los Reyes! Ya vienen los Reyes!



Es la noche víspera de Reyes. Y el bullicio, y la osada algarabía de los más imberbes destemplaba ya las calles atestadas de transeúntes y de escasos autos sobre la vieja ciudad. 

Tras deleitarnos hasta el hartazgo con aquellos magistrales "cassattas" de Los Imperiales, y luego de asistir enajenados al hilarante actio del "santicló" de La Margarita y su corte de importados elfos y gnomos descoloridos, desrrecorrimos toda la gran Calle del Comercio, hoy El Conde, hasta la 19 de marzo. 

Al final de la otrora Vía del Arzobispo, que nacía en nuestra augustísima Catedral Primada, centelleábanse ya las luces, y los gritos, y las motos de la gendarmería uniformada que bulliciosa franqueaba al efervescente cortejo. 

Todos agolpámosnos en tropel ante su inminente arribo. Ya vienen los Reyes! Ya vienen los Reyes!, la multidumbre gritaba. 

Los acordes de la banda de música de los bomberos tal escuchábanse ya estentóreos (mas no estridentes). 

Era un jolgorio descomunal. 

Mi padre, Abelardo, entonces, presuroso nos tomaba de las manos, y a mi hermana engarzábala a sus escuetas caderas, y la alzaba en veces. 

Veíase el imprudente crucetear, de una acera a otra, de la inefable carajitada, gadejesca. Ya vienen los Reyes! Ya vienen los Reyes!, de nuevo la multitud, en su profana desurdimbre, coreaba. 

5 de enero. Noche esperada, tan. 

El desfile de Reyes! 

Mirad a los astrónomos, magos, escudriñar al universo, jo!, tronábase soez aqueste... Y de cierto, observábanse como aquella "estrella, indescriptíblemente grande, aparecía dentre las otras, y las deslumbraba tal como ya no lucían.... y así supieron que un Rey había nacido para Israel..."(Mt.2, 2). 


Corran! Corran!, huíanse como si sabandijas los desheredados. Y los desgarbados, mas trémulos, vil centuriones del Cesar ni auscultaban el fervor (temor) de los viandantes.  "El Rey Herodes sobresaltose, y con él toda Jerusalem" (Mt. 2,3). 

Había nacido allí en Belén de Judea el Salvador del mundo. 

Así el profeta lo había descrito. "Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño, cuando lo encontreis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle" (Mt. 2,9)....  

Hmmmm.... 

"Los Tres Magos Reyes, después de oirle,  se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño" (Mt.2, 9)....

Melchor! Melchor! Melchor!, yo quiero una Mountain Bike!, espetele yo pretensioso. No sin más, traíase el oro (loro) como ofrenda. 

Mi padre esbozose solo una sonrisa. Tras sus doctas corvas gafas, nos veía, e irreflexivo rezumaba... 

Mi hermana Cynthia también "pedía lo suyo". Dominicanísimo, pensaba yo. "Yo quiero una Barbie morena, con todo y ajuares de Samarkanda. Ufff, se rasgaba los bolsillos don Rey Papo. Mi progenitora hacíase la desentendida. Doña Altagracia tenía ya eso resuelto desde hacía días. 

Nentre tanto, la epifánica cabalgata tornábase ya retumultuosa. 

Era la edad de la inocencia, y la de los petardos bayos. 

Donde el universo todo girábase al vaivén de la fantasía, y los sueños. Mil novecientos setenta y tantos (ups), ya ni recuerdo.... 

Melchor! Melchor! Melchor! Ataviado de ajados holanes, y hosco escueto terciopelo (o reciopelo) de la Duarte, regodeábase aquel, real, en su famélico dromedario desgibado. 

Gaspar! Gaspar! Gaspar!, acá estoy abajo, Gaspar! Y aquel la saludaba, con sus callosas manos de estibador (erraba acaso?). Incienso, aquel traía, luego supe. En sus alforjas de plata (lata), rezagado.... 

Hey, yo quiero un juego de Oligopolio, doble!, gritábase aquel tecnócrata de hosco ristre. Y yo un Chinese Parchese!, arengábase un trostkysta al otro extremo. 

Entonces, no entendíame ni tayote. Y pánfilo, yo,  ensimismábame con los fastos, y el fulgor de agora mi añoranza. 

Esa noche, por supuesto, iríame a la cama bien temprano. Para que presto amaneciese muy pronto, y así raudo descubrirme bajo el árbol de Navidad y sus luces, los presentes anhelados, tanto. 

Había sido un niño bueno, y consideraba que....

Baltasar! Baltasar! Baltasar! Oh!, era mi rey mago predilecto! 

Recordábame a  mi abuelo Sergio, cavilaba.... 

Baltasar! Baltasar! Baltasar!, e interrumpiéronme mis primillas, Maritcita y Miguelina, alborozadas, con sus listas y..."Tráeme un kit de costureras!.... "y un jueguito de cocina con sus.....

El fervor llego a su clímax...

"Luego avisóseles en sueños que no volvieran donde Herodes, así que regresáronse a su país por otro camino", (Mt. 2,12). 

Desde arriba, aquel rey exclamaba (y yo, sorprendía): "Oye Nona, pero tu si estás gorda...." De donde conocería el Rey Mago a mi tía? 

Aquello, ya más crecido lo comprendería. 

Y reíme (pos).  

Ah!, y al final, el "burrito del carbón", para los "niños malos".... Uuuuuu, terrífico colofón!.... 

Aquella noche, exhaustos, retornamos a la casa de la abuela Leonor, donde las tías, Ligia y Maritza, nos esperaban con un suculento chocolate y yaniqueques....(Mmmmmmmm) Bendita tradición! 

En aquel otrora glorioso balcón de la Arzobispo Meriño, aún permanecían mi padre, y mis tíos, Persio, y Niní,... y entre dimes, y diretes...  Rosca izquierda!, le espetaba aquel.... 

Que tiempos aquellos! 

Era entonces la Epifanía Sagrada, en todo su esplendor y magia, desbordantes...  

Cuan yo, aún creía...

                                                                                                             
                                                                                              C.V.

viernes, 3 de diciembre de 2010



El Viacrucis 
Haitiano



Nuestra hermana y vecina República de Haití ha venido padeciendo, desde muchos años antes de su fundación, los rigores y suplicios de una tierra mártir. 


Desde el exterminio total de toda su población aborigen en los años iniciales de la Conquista, hasta la implacable plaga del malhadado cólera en nuestros días. 

Los indígenas taínos que poblaban toda la isla, hoy compartida con nuestra Republica Dominicana, llamáronla Babeque o Haití, que quiere decir tierra alta, o tierra con altas montañas. 

Estos fueron forzados a trabajar como esclavos, mayormente en las minas, en brutal preludio de la llamada “fiebre del oro”, que después esparciríase por toda América, a lo cual sumose la importación de enfermedades como la viruela, sarampión, varicela, peste bubónica, difteria, etc., oriundas del Viejo Continente, que acabaron por diezmar totalmente su existencia.  

Ante el auge de las demás colonias en tierra firme, Haití, y toda la isla, llamada desde entonces La Española, fue sumida en un total abandono, situación que fue aprovechada por los temibles corsarios que infestaban las aguas del Caribe en aquella época, bucaneros, franceses, y filibusteros, ingleses, quienes ocuparon ilegalmente la parte occidental, colonizada luego por los primeros, y formalmente cedida por España a Francia, en 1697, tras su derrota en la Guerra de los Nueve Años, mediante el Tratado de Rijswik. 

Estos implantaron aquí un brutal sistema de plantaciones de azúcar, cacao y café, entre otros rubros agrícolas, basamentado en la trata inmisericorde de esclavos traídos de la lejana África en descomunales galeones, y los cuales rápidamente sucumbían ante el inhumano azote del látigo blanco que los asolaba por estas tierras de Dios. 

Claro, Haití raudo convirtiose en la colonia mas rica del mundo.




Como era de esperarse, esta situación imperante de injusticias, desató los demonios, y la llamada Revolución Haitiana estalló en un baño de sangre contra esa sociedad racista que los expoliaba. 

La Revolución Francesa de 1789, tras abolir la esclavitud el 4 de aril de 1792, daba sus primeros frutos. Situación, también aprovechada por los revolucionarios estadounidenses en el norte anglosajón para declarar su independencia. 

El 1 de enero de 1804, el patriota haitiano Dessalines, proclama su liberación definitiva del dominio colonialista. 

Tanto, él mismo se declara Emperador, recreando de inmediato el poder autocrático de sus opresores, arrastrando a Haití al caos, estado de cosas aprovechado por nuestros lideres revolucionarios, encabezados por Duarte, para proclamar nuestra independencia, el 27 de febrero de 1844, tras veintidós años de sojuzgamiento vecino. 

Desde entonces, las relaciones entre ambos países desarrolláronse tensas. 

Más tarde, Petion y Cristophe asesinan a Dessalines, dividiendo el país en dos: al norte, Cristophe se autoproclama rey, y al sur, Petion, presidente de la república. 

A todo esto, el pueblo haitiano desangrándose por las rebeliones, y contrarrebeliones, y sumido en la más espantosa de las pobrezas. 

Luego Soulouque reunifica a la república, mas ahora se enfrenta a los mulatos, y se declara vitalicio como Emperador! E invade a nuestro país, pero es derrotado por Santana. 

Posteriormente, Geffrard restaura la república, e intenta hacer algo por el país. Mas también tórnase autoritario, que maldición! 

Por supuesto, estalla la rebelión de nuevo. 

Pronto sucédele Salnave, que hace lo mismo. Após Saget, y Salomon, ambos derrocados. E Hippolite, que murió de un infarto cardiaco. 

Las luchas intestinas nunca cesaron. 

En 1914, y al igual que nosotros, son invadidos por los estadounidenses, quienes se ensañan contra la población, y permanecen en este país hasta 1934, cuando Vincent es elegido Presidente de la Asamblea Nacional. 

En 1937, el dictador dominicano Trujillo ordena el llamado “corte”, asesinando a miles de ciudadanos haitianos, apelando a una mal llamada limpieza étnica, lo que hizo aún más tenso el coexistir entre ambas naciones hermanas. 

Asume el Presidente Lescot, mas es derrocado también. Luego, Magloire. Y, en 1957, Francoise Duvalier, quien gobernó este país con mano dura, y sangrienta, proclamándose vitalicio. 

Le sucede su hijo en 1964 - Baby Doc -, quien tuvo que salir huyendo del país en 1971. 

Entonces, Manigat toma el poder, tanto es depuesto casi de inmediato por el General Namphy, quien a su vez es derrocado por Avril. 

En 1991, es electo Aristide, depuesto a su vez por un golpe de estado! (uf). 

Finalmente, gobierna Preval, desde el 2006, y quien trata de organizar el país, pero es sorprendido por el fatídico terremoto del doce de enero de este año, con más de doscientas mil muertes y el país devastado. 

Le siguen, el paso al norte del país del Huracán Tomas. 

Y en la actualidad, la epidemia del cólera, que hasta el momento ya lleva en su fardo a más de mil quinientas personas fallecidas, y miles, y miles más afectadas. 

Hoy se celebran elecciones en esa nación hermana, y no se ve una luz al final del túnel. 

Hasta cuando, hermano pueblo!  Hasta cuando, pueblo hermano de Haití! 

En estos momentos de dolor, el pueblo dominicano apela a la solidaridad internacional, y por que no, eleva una plegaria al Altísimo por nuestros vapuleados vecinos. 

Hasta cuando! Hasta cuando!

                                                                                           C.V.



 A Antoine de Saint-Exupéry:
A 66 años de su misteriosa partida 
                          
                                                                                    
                                                                                                                                                                           
Hace solo un par de días volví a leer el cautivante libro El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry -renombrado escritor y aviador francés- y la verdad es que fue una experiencia reconfortante. 

La primera vez que degusté con avidez sus vibrantes paginas rebosantes de enseñanzas y sabiduría humanas, apenas tendría unos once años. 

Entonces volaba (yo) – no como aquel, en su flamante  Caudron C -630-  en dirección al Aeropuerto de Dulles, en Washington D.C.,  a pasar unas bien merecidas vacaciones (después de los exámenes finales en el colegio), en la casa de mi tía Mary y de mi tío Persio por allá por Cristal City. 

Así, y a ya más de sesenta y tantos años de tan irreparable tragedia y pérdida, esta obra y su autor – que por demás sigue siendo el texto más leído después de la Biblia - pasan a ser patrimonio público de los hombres, y de forma gratuita pude “bajarla” de la red. 

Tenía ese sueño. Y finalmente se hizo realidad. 

En aquellas horas felices de mi pubertad aún en ciernes - previo a la catastrófica ruptura de mis padres -, engullilo con avidez mientras realizaba mi primera travesía a entonces ignotas tierras al norte. 

Tanto esos breves más invaluables minutos de lectura marcaron mi existir hasta hoy. 

Había sido el regalo de fin de curso de mi adorado abuelo Sergio, quien también me veneraba con pasión. 

Aquel sabía de mi devoción por la lectura, y que mejor regalo!  

Que conste que he leído (tanto) - desde que me salieron los incisivos centrales -  pues mi casa era prácticamente una gran biblioteca con muebles y quincallerías, y no me quedaba de otra. 

Era el hobby de oficio de mi padre escritor. 

Con el tiempo los libros se convirtieron en mis amigos de ocio predilectos. 

Allí convivía con Matías Sandorf, con Moby Dick, y hasta con el pirata Barba Negra. 

Con Odiseo y las cimbreantes sirenas. 

Y con todos y mil tantos personajes fantásticos de las Mil y Una Noches. 

Leía hasta por los codos, y las orejas.  

Lo cual, no lo aconsejo, pues te aísla y recreas un mundo imaginario a tu alrededor que no existe, y ni acaso luego se le parece. 

Entonces la realidad téjese insufrible. Ajadas remembranzas!  

De esa época recuerdo también a la inolvidable Lucille Ball y su eterno clan, a blanco y negro. 

Los cartones animados de Hanna Barbera, y los paquitos de Ermelinda. Horrorosos. 

Nostalgias y digresiones válidas de una época en desbandada.  

Lo cierto es que hoy muy pocos leen. Todo eso está  “out”. 

Y como nadie lee, tampoco yo escribo. 

Una vez me comentó  el poeta nacional don Pedro Mir: “Si lo que escribes nadie lo va a leer, mejor no lo escribas”. Entonces creía (yo) en el “arte por el arte” (uf), y en tan solo recrear emociones y sentimientos reprimidos, para nada.  

Hoy (quizás) le doy la razón. 

Sin embargo, nestos días que corren, al leer, o releer de nuevo esta vibrante obra de Saint-Exupéry, creo que no todo está perdido. 

“Vete a ver las rosas, y comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós, y yo te regalare un secreto.”  

Cautivante.  

Histriónico. 

En la era del software alienante. 

En los tiempos del website de “cacaíto”. 

Nestos días de fatiga y extenuante irraciocinio que corren, aún vibran las palabras del poeta que escribía en prosa para los hombres y no dormía: “Lo esencial es invisible a los ojos. Solo el corazón lo capta”. 

En fin, redescubramos la esperanza. 

Desterremos la tristeza y el egoísmo malsano, si es que hay otro. 

Y en las noches, miremos al cielo. 

Cierto, alguna multitud de cascabeles centelleantes dejaran oír su risa. 

En singular y eterna carcajada de azules principitos, hechos sueños. 

Renazcamos, y tornemos a la pureza de la infancia!

Volvamos a ser principitos, todos...

                                                                                            C.V.




Nostalgia a priori




Caía una llovizna, leve.
Con sol.

Aquella urbe bullía,
presurosa.

O acaso

(quizás),
develábame
su congoja?

Yo observela,
cautelante.

El tráfago,
impetuoso,
arrastraba mis bártulos
hacia Las Américas.

Partía.

Atrás,

la vieja casona de décadas
augurábame un devenir histriónico.

Mi madre,
y el Jardín de las Orquídeas.

La abuela
cuasi centenaria.

Las tías.
Las primas.
Los sobrinos.
Los vecinos.
Los amigos….

Mis perros…

Una gata
color de azabache,

y una cotorra
verdialegre
que ladraba.

Mi Buenos Aires del Mirador,
querido.

Bajo
el incesante
bailotear
de los cocoteros,
erguíase
nuestra dominicanidad
profanada.

“Los Testaferros del Caos”,
mostrose.

Era el mar
convulso y azul
de los caribes...

Seguía siendo
una de las vías,
adyacentes al mar,
más hermosas
del planeta
(rezongueme).

El Malecón
de Santo Domingo.

Con su obelisco,
cabrío,
y brújula
de los viandantes…

Enclave augusto
de los conquistadores,
alevosos.

Aldabón de las Indias.

Primer asentamiento
urbano
de los europeos
en el Nuevo Mundo
(pifiaban).

Y el Ozama, proceloso…

El pabellón
rojiazul y cruzado
ondeaba
(a envés),
petulante…

Atrás,
los gritos,
y las curitas,
y las batas
blanqueadas
al sol,
y los esfínteres
desorfandados...

Los libros de consulta,
y las patadas.

Los niños...

Algos a priori….

Aquella tarde
que se hundía
en el crepúsculo,
a occidente,

el turquesa de las aguas
inspirome memorable….

Eran,
definitivamente,
los colores inaudibles
de la patria.

Y yo,
llevábalos todos,
en un relicario,
blindado de nostalgias,
junto a mi pecho…

henchido....


                              C.V.