jueves, 9 de julio de 2015




Semblanza del Autor
Carlos Vicioso 
(Carlos Abelardo Vicioso Solano)



Nació en Santo Domingo el 30 de septiembre de 1965. Estudió en el Colegio Santo Tomás (Primaria), Colegio Santa Marta (Intermedia y Secundaria / Bachiller en Ciencias y Letras). Cursó Odontología (UASD, 1990), Especialidad en Odontopediatría (UASD, 2001). Laboró por casi 20 años en el Ministerio de Salud Pública, IDSS y consulta privada. Realizó un Postgrado en Alta Administración Pública (Instituto Nacional de Administración Pública de Portugal, 2010), y un Master en Gestión de Empresas, con Especialidad en Planeamiento y Estrategia Empresarial (Universidad Autónoma de Lisboa, 2013), Tesis: “Ayuda Pública para el Desarrollo en la República Dominicana: Beneficios de una Gestión para el Desarrollo Sostenible”, en idioma portugués. Habla español, inglés, francés, portugués, alemán y estudia mandarín. Ha publicado varios artículos en periódicos dominicanos (Listín Diario, Hoy, El Nacional). Autor de Crónicas, del Fin (de Milenio): Romancero Moderno -dodecasílabos-, en 1999, y Trazos -prosa poesía-, en 2004, ambos literatura experimental. A la muerte de su progenitor Abelardo Vicioso (2004), recopiló su novela Las Memorias del Teniente Veneno, publicada de manera póstuma en el 2008. Fue Ministro Consejero en Portugal, y luego en Austria, asignado a los temas del CTBTO y UNIDO en Naciones Unidas, participando en foros internacionales por la paz y el desarrollo verde. Actualmente realiza un Master en Diplomacia en el INESDYC del MIREX, donde está asignado temporalmente a temas de la CELAC.

martes, 7 de julio de 2015





"Yo, Rodrigo de Siglos"
Autor: Carlos Vicioso




La obra novelada “Yo, Rodrigo de Siglos” trata acerca del quehacer autobiográfico de un singular personaje nombrado Rodrigo de Siglos -apodado Casco Duro por sus ingentes travesuras e insojuzgable carácter-, quien es enrolado a las huestes expedicionarias de Cristóbal Colón, en ruta hacia las Indias, donde y tras los infortunados sucesos relacionados con el Encuentro de Dos Mundos, sufre un percance que le lleva a vivir seiscientos años (hasta el futuro), desarrollándose su extensísima existencia a través de toda la historiografía vernácula dominicana (y mundial), en sinnúmeras ocasiones interactuando con sus estelares protagonistas (humanizados). Un accidente similar, al cabo de los años, nos arrastra a un desenlace (filosófico propio) feliz.

Cabe destacar, la utilización por el autor -quizás a modo experimental y vanguardista- de vocablos y conjugaciones verbales ya en desuso del castellano antiguo, así como el uso (y abuso) de comillas, guiones, paréntesis, interjecciones, ruidos onomatopéyicos, neologismos, extranjerismos, dominicanismos, sobreadjetivación (barroquismo), cantinelas o latiguillos, etc., a fin de ambientar la obra, donde cada capítulo muestra una independencia tal -talvez en inédito trasvase de géneros- a modo de historieta independiente o cuento (teatral o cinéfilo), escritos en un muy particular ritmo, entre elaboradas ilustraciones (alegóricas) realizadas por el mismo autor.


Influencias: Clásicos, Cervantes, Berceo, Verne, Proust (teorías metafísicas), Joyce (fragilidad humana, vivencias), Kafka, Poe (gótico, terror), Faulkner (monólogo interior), Flaubert (le mot juste), Saint-Exupery, García Márquez, Carpentier (neo-barroco) y Sinán (dadaísmo). A nivel local, Bosch, Mir, Díaz Grullón, y por supuesto, de su progenitor Abelardo.