A orillas del Itahue,
azul …
Teníale
terror
a las mandrágoras
Y también,
a las tinieblas
Y a los astros,
lejanos
Y a la luna,
veleidosa….
Asediado
por nictálopes noctílucas,
nocturnas..
Circunspecto
Oteose al ruedo
Y hasta oyose el ululear
de los fox terriers
Y escuchose, bardo,
el meollo de un guepardo
Jo!
Mil y un escarabajos,
rehuyeron
A que temían?
Cierto
Aquel temíale
a atar
a
las
serpientes
Y a las ranas,
y batracios del pantano,
que croaban….
Y a los zancudos,
beodos
Y a las tarántulas,
que le atormentaban,
se, insidiosas….
Y entre hordas,
nentre ratas,
y famélicos jurones,
que acosanle,
musitábase, cruel,
su (ira) desgracia….
Y tal,
vil,
se desvirgose….
(¡)
Era naíta un muladar, simpar,
prístino
Mas Crístino (y no Cristino),
-y no cristiano e Dio!, como Eduviges crispaba-
apenas, ni tartamudeaba….
Quien,
habíale enclaustrado allí,
jasí, tan cauto?
Remordía
Y acullá,
en soledad
Como alimaña,
perviviose….
Alejanado, del mundo (cruento),
que le agredía (decía)…
Trasvasado, del alba,
que le aterraba…
Cual si, ralo, un ermitaño,
o hibernante,
que a su redor, rehuyose…
Qué le imbuía?
Otrora
Vivía en un hermoso palacete, a estilo mudéjar
a orillas del Itahue, azul,
que lo acoraba…
Ah!
La villa revistiose,
de orlas,
y de arras,
para concelebrar
el magnicidio…
Banderines escarlata, y ocres,
matizaban los balcones,
sobreornados de gladiolas,
crisantemos y lepantos…
Y un millar de querubines,
alados,
disfrazados de quasares,
y de novas,
circunvalaban las alamedas
que conducían, acerbes,
al Monasterio de los Ciento y Un Tantos Encierros…
Pernoctaban
Ufff
Cierto
Era un hermoso palacete, a estilo mudéjar,
a orillas del Itahue, azul,
que lo acoraba…
Y festines,
y sonadas farras,
y eventos, mil, y eventualisimos,
se sucediense…
…lo granado,
y crema
y nata..
Todo el ducado,
do
allí,
pagano,
se congregaba…
Y una tras otra,
y otra,
y otra,
y otra más…
Y hasta hartose (atiborrose)
de festejos…
Esa tarde
arribose
Mezquindina
de Inquina…
Egotismo, don,
era su consorte…
Hirsuta
Placeria Mundania
enseñoreábase
en
sus
ajados
salones…
Rolliza
Do
Tita Perfidia
se, le insinuaba…
Neso
Odio Colodio
y Ma Vengansa,
se apersonaron…
(Atchis!)
y víales,
emperifollábanse,
reinsidiosos…
Bla
Bla
Bla
A Bueno Amor
no habíanle convidado…
Ni a las criadas,
Virtudes y Lealtad,
ni a la ufana
Verbalia…
Ni a Decoro,
ni a Respétulo
Pundhonoroso…
Ni a don Seso…
Ni a Críspulo…
Era
una
atmósfera
brutal,
preconizada…
Sin hiel, ni ánimas,
epicurea…
Epicureo?
Epicureo!
Epicureo!
Epicureo
era
su
segundo
nombre…
Extraño nombre
Ah! si, decía…
Tal,
creyó que enloquecía
(o envilecía)
Lingotes sobrábanle,
en demasía…
Mas,
de nada
le
valiose
Se sintió depauperado,
solo,
vacío,
desvalido…
Epicureo!
Epicureo!
Epicureo!
Qué le sucedía?
Y al monte,
lejano…
...nentre
cambrones
cambrones
y guazábaras
que le laceraban...
viósele,
huyose….
Oooops!
Y a todo temía,
e imbuía…
Mas,
allí viviose…
Tal
Cual ente, huraño,
y extraño,
(o eremita)
pervivía…
Hasta el omega
de los tiempos
(idílico)
Como la res mala,
rala…
Atribulado, y retriste,
en insanía…
Nentonces,
solitario
repetía,
y repetía,
y repetía:
“Y
vivía
(yo),
en
un
hermoso
palacete,
a estilo mudéjar...
a orillas
del Itahue,
azul,
que
lo
acoraba”
M
.
.
.
C.V.
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