Presbicia
Era abril
Y las aves del estuario,
tumultuosas,
agolpábanse al regazo de la urbe
que ora obraba…
Sin embargo,…
...en su rostro
dibujose
tosca abulia
Mas por qué ni avizorábase al Elisa II?
A lo lejos,
parpadeábanse las luces
de una valla de neón
que encandilábalo….
A qué instole?
Mas tras tanto acerbo,
y muecas,
todo obviaba
Esa tarde
mal,
sintiose solitario,
y ululeose….
Durmió un rato
Y entre vueltas de almohadas,
y edredones domeñados,
despertose en sobresalto…
Qué tramaba?
Asomose al balconcillo de tablones de la casa,
y vio nubes de tormenta que avezaron….
Mal presagio!
Tal,
y entonces,
se quejó hasta del silencio….
Y del aire
y su barullo,
se mofose….
Y ay! del parque,
y su tranvía que abofaba…
Ante tal desbarajuste,
y desquiciado,
armó bártulos,
y alzose….
Al ariete azul
de enfrente,
viose a aquella
Era un grave caserón que tremolaba
Allén,
grácil,
Ordalía del Mar,
ociosa,
le escrutole….
Por momentos,
tal luciome ya algo ida…
O quizás,
hasta embobada,
o algo parca….
Tan si solo se asomaba ya a los veinte!
Mas aquel ni la notola.
Al final del Callejón de los Terecos,
Perencejo vi,
tratole
Disuadía
Tal aquel,
torpe empeñose
En su Seiko,
observábase la hora
Ya era tarde: la hora trece
El vapor Rezagos,
lerdo,
levó anclas….
Desplegáronse las velas,
sinuosas,
y partiose….
Y así anduvo todo el orbe
Empedernía
Recorriose ignotas tierras,
y sus mares….
Y arribose hasta a las gárgolas sagradas de Terseo
Y hasta a Zubia.
Y a Drotonia.
Y a Palervia.
Y a Erotístate,
o a Adalia,
y a Cireo….
Y en todo solar que estuvo,
ni siquiera asomo de algo pareciósele….
Donde estaba su María (la de Isaac),
o su Julieta…
O talvez, su Dulcinea (la del Toboso),
o Eloísa….
A propósito, Abelardo le tildaban
O era acaso que su ruta en soledad proseguiría. ..
Al final ,
el orbe entero
resultole diminuto…
Y harto,
exhausto,
y retraído,
a su lar, natal
(Raigambres!),
retornose….
En el viejo muelle,
nadie le esperaba…..
Y aunque tantos,
e insidioso, multitud,
le fastidiaba,
tal, de súbito,
azorose de su mofa….
Su mirar trocose a gris
Y su rostro,
aciago,
y lánguido,
asomose….
Nadie habíale extrañado,
percibía
Resignado,
caminó,
sin rumbo fijo,
por sus calles,
desoladas….
Preterido
Enajenose.
Bajo el atrio,
del portal,
moraba aquella
Y a los pies de la escalera,
oteola,
en rosa…
.
Aun trenzábase sus gajos,
rubios,
grises….
Ordalía le sonriole
Que cretino!
A unos pasos de su puerta,
urdía lo ansiado….
Y pensar que,
todo el tiempo,
y tanta búsqueda tarada,
y allí estaba!
Bobo
Mimo
Con el tiempo,
al sanatorio…
( ay!, docto agravio)
…descubriósele presbicia! (ah),
sentenciaban (bah!)…
C.V.
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